viernes, 20 de noviembre de 2009

Pies Vendados: Antigua Tradición China

Las costumbres que aceptamos como normales, nuestros gustos estéticos, culinarios, etc varían sustancialmente de unas culturas a otras, incluso dentro del mismo entorno cultural, de una clase social a otra. Estas diferencias de identidad cultural ponen de manifiesto la existencia de diferentes tradiciones, creencias, modas, etc. ante las que no todas las personas opinan lo mismo. Unas veces porque nos pueden parecer anormales, raras, monstruosas o inusuales, otras veces, pueden incluso ser tildadas de inhumanas o inmorales por acarrear serios daños, incluso lesiones, contra la integridad física o psíquica de las personas.

En los países del primer mundo, por ejemplo, las personas someten sus cuerpos a serias operaciones de cirugía en las que se utilizan prótesis bajo la piel para disimular partes de su cuerpo. En otros países, se hacen adictos a tatuajes que son marcas permanentes en la piel para gustar más físicamente pero....
¿Ven otras culturas estas “modas” como aberrantes?

La palabra belleza puede considerarse como relativa , tanto, que hacemos estas prácticas pura y llanamente para continuar la tradición de lo que vemos que hacen los de nuestro alrededor.

Al igual que la belleza, el erotismo es un hecho que varía de unas culturas a otras. Mientras que en Occidente el erotismo y la sensualidad se suele ligar más con la insinuación de ciertos atributos sexuales no ocurre lo mismo en todas las culturas.

Tenemos así casos como el de la antigua China, donde la parte de la mujer que se consideraba más erótica eran los pies. Para que resultaran atractivos estos tenían que medir siete centímetros, y debían ser delgados, arqueados, simétricos, puntiagudos, suaves y perfumados: Los pies así configurados recibían el nombre de “pies de loto”.

El gusto por los “pies de loto” parece provenir de una leyenda del siglo X donde la concubina del emperador Li-Yu se tuvo que vendar los pies con cintas de seda para poder bailar en palacio. Después de este suceso, todas las bailarinas empezaron a vendarse los pies para realzar sus movimientos y, poco a poco, fue pasando a las clases populares y transformándose en una costumbre considerada por nosotros como salvaje además de inmoral y machista ya que, en primer lugar, deforma los pies de tal manera que las mujeres apenas pueden andar. Además, puede ser considerada como una costumbre inmoral y machista puesto que las mujeres permanecían recluidas en sus casas la mayor parte del día, y los hombres podían tener un mayor control sobre sus mujeres.

A la temprana edad de cinco años, las madres encerraban a las hijas en sus habitaciones para comenzar el proceso de vendaje. El día señalado para iniciar el proceso se fijaba mediante una consulta astrológica donde ofrecían a los dioses pasteles de arroz para que los pies de sus hijas fuesen unos “pies de loto” perfectos.

Para comenzar éste proceso, las madres les cortaban las uñas a sus hijas y se los vendaban cada vez más fuerte durante un período de aproximadamente dos años y medio. Durante este tiempo, las hijas sufrían un gran dolor hasta que los pies quedaban insensibilizados.

Para no contraer infecciones los pies se metían en remojo con hierbas y sangre animal. Después de esto, la madre le rompía los cuatro dedos más pequeños y se los colocaba contra el talón para luego vendarlos y poder tener la forma adecuada. Éste proceso de vendaje era repetido cada dos días durante un período de unos diez años.

Los “pies de loto” eran, además de un símbolo de belleza, un símbolo de estatus social puesto que las mujeres con esta característica no podían trabajar ni en el campo ni fuera de casa. Siempre tenían que llevar zapatos, y nunca debían mostrar sus pies descalzos ya que eran sinónimos de feminidad y erotismo. Las mujeres que solían tener estos pies eran las prostitutas y las mujeres de clase alta.

Esta costumbre empezó a desaparecer a finales del siglo XIX debido a las influencias occidentales y terminó con su prohibición en 1911 y con la persecución a la que el gobierno comunista sometió a dicha práctica a partir de 1949.

Aunque, poco a poco, las mujeres han ido rechazando el seguir con la tradición porque les parecía una costumbre bárbara, cruel e inhumana, aún está presente en mujeres de avanzada edad que vivían en zonas más aisladas.


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